Helena *Mito*

Helena es hija de Leda y Tindáreo, aunque algunas versiones dicen que el padre de Helena era Zeus. El caso es que ella se casó con un príncipe espartano llamado Menelao. Pero además fue célebre porque soportó ser secuestrada por varios personajes míticos; primero la raptó el héroe Teseo, aunque luego la devolvió con los suyos. Y, después, fue de nuevo robada por el troyano Paris, lo que provocó un conflicto de considerables dimensiones, nada menos que una guerra de Troya, que duró diez años y dejó destrozada la ciudad de Troya.

Helena era considerada como la más bella entre todas las mujeres de aquel tiempo y, por lo mismo, tuvo muchos pretendientes. Algunos narradores de mitos le atribuyen, además de Menelao, cuatro maridos más. Entre éstos destacan el gran héroe Teseo, célebre porque dio muerte al Minotauro; Paris, que siempre fue protegido por Afrodita, y Menelao que declaró la guerra a los troyanos porque Paris había raptado a su esposa Helena. También se añade, a veces, a Aquiles, el famoso hijo de Tetis que, al nacer, fue sumergido por su madre en la laguna Estigia para hacerlo invulnerable. Aquiles, al parecer, mantuvo relaciones en secreto con Helena merced a la ayuda que le propiciaron Tetis y Afrodita.

Existen ciertas leyendas que muestran a Helena revestida de cualidades curativas. Así se deprende de un mito que afirma que un poeta popular recobró la vista gracias a ellas. Parece ser que el artista había perdido la vista precisamente por recitar unos versos satíricos que ridiculizaban la figura de Helena. Su curación le llevó a cambiar de idea y compuso una nueva oda que ensalzaba las virtudes y la belleza de la joven.

Casi todos los narradores de mitos coinciden en afirmar que Helena fue deificada y llevada a la morada de los inmortales por el propio Apolo, que, cumplía un mandato del poderoso rey del Olimpo. Todo esto sucedió porque Orestes, que había vengado a su padre Agamenón y, para ello, había matado a su madre Clitemestra y a su amante Egisto, enloqueció a causa de las presiones a que fue sometido en el juicio que se siguió contra él por tan horribles crímenes. Le mortificaba la opinión de aquellos que defendían que Orestes, que en todo momento había actuado con la complicidad de su hermana Electra, sólo debía haber matado al amante de su madre, Egisto y, por ende, debería haber respetado la vida de su madre Clitemestra, ya que le había dado el ser.