Las amantes y esposas de Zeus
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Las amantes y esposas de Zeus
Afrodita
Es la diosa de la belleza entendida como deseo, esposa infiel, amante caprichosa, burladora de dioses y hombres y, sobre todo, seductora. Es hija de Urano, resultado de la espuma que surgió de lo que un día fueran atributos viriles de este dios, tras la amputación sufrida a manos de su hijo Cronos. Aunque otro mito considera que nació de los amores de Zeus y Dione, la ninfa hija de Urano y Gea.
Alcmena
Zeus se transformó en el vivo retrato de Anfitrión, esposo de Alcmena y rey de Tebas, para poder usurpar como marido la compañía de la gentil reina Alcmena. La treta funcionó a la perfección y de tal amor surgió nada menos que Heracles, el Hércules de los romanos, el más poderoso héroe de la antigüedad.
Antíope
Es la hija del rey Nícteo de Beocia. Para conquistarla, Zeus se hizo pasar por un modesto pero erótico sátiro y el encantamiento hizo el oportuno efecto. No hay que confundirla con su homónima Antíope, reina de amazonas y esposa del gran Teseo.
Calisto
Fue una hermosa ninfa que Diana, la diosa cazadora de los romanos, hija de Júpiter, tenía en alta estima. Como esposa celosa de Júpiter, Juno no compartía esta opinión y convirtió a la gentil ninfa en osa; Júpiter, conmovido, hizo que la madre y el hijo de su unión pasaran a ocupar un puesto privilegiado en el cielo, como Osa Mayor y Osa Menor.
Ceres
Es la Deméter de los latinos, hija de Saturno y Cibeles y, por tanto, hermana de Júpiter. Los lazos de sangre no evitaron que surgiera un apasionado amor entre ambos. Casi todos los estudiosos de la mitología coinciden en calificar a Ceres como la divinidad de las cosechas y los frutos que provienen de los cereales y además como una viajera infatigable, porque recorrió el mundo en busca de su hija Perséfone o Proserpina.
Climena
Es una de las numerosas esposas que tuvo el rey de los dioses y de los hombres, Zeus. Fruto de su unión nació Atlas, aquel gigante condenado a soportar el peso de todo el firmamento sobre sus espaldas por luchar del lado de Cronos en la batalla contra su hijo Zeus.
Dánae
Es la hija del rey de Argos, Acrisio, a quien un oráculo anunció que su nieto acabaría con su vida. Para intentar torcer la voluntad de su destino, decidió encerrar a su única hija en una torre de bronce, o en una cueva, según las distintas leyendas. Zeus, excitado sin duda por la dificultad, se transformó en una sutil lluvia de oro y consiguió su propósito, engendrando al buen Perseo. Involuntariamente, el nieto causaría la muerte de Acrisio, al lanzar una jabalina que, en lugar de probar la fuerza y destreza del joven, afirmaría el poder de los oráculos y la inexorabilidad del destino.
Deméter
Es la diosa de la agricultura en el panteón griego, que luego se llamaría Ceres en el romano. Además es esposa y hermana de Zeus, como la celosa y vengativa Hera. Demeter representa la unión, permitida sólo a los dioses y a los héroes, incestuosa por excelencia. Perséfone, la Proserpina de los romanos, nació de este amor.
Dione
Fue una ninfa, hija de Urano u Océano y Tierra o Tetis, de quien se enamoró en su día Júpiter ardientemente. Venus es fruto de su relación, según aquellas versiones latinas que preferían aceptar que su diosa de la belleza y el amor procedía del apasionado romance de Dione y Júpiter, antes que de la castración de Urano a manos de su hijo Cronos.
Egina
Es la ninfa que nació de un río de Beocia, del Asopo. Júpiter tuvo que adquirir la apariencia de una llama tan ardiente como su pasión por la hermosa ninfa para eludir la celosa vigilancia de su padre. Fruto de su amor nacieron dos varones: Eaco y Radamanto. Tras la pasión y la correspondiente maternidad, Júpiter se portó como un caballero, ya que dio forma de isla a Egina para evitar que su airado y decepcionado padre la castigase.
Eurinome
Dio a luz a tres famosas hijas, ya que Eurinome es la madre de las tres Cárites, es decir, las tres Gracias para los latinos, Eufrosina, Talía y Aglae, resultado de su relación sentimental con Zeus/Júpiter. Por su parte Eurinome era hija de Océano y Tetis, hermana, por tanto, de Dione. Según buena parte de las leyendas, consiguió la felicidad eterna gracias a su unión amorosa con el rey de los dioses y de los hombres.
Europa
El rey Agenor de Fenicia estaba muy orgulloso de la belleza y de los muchos dones de su hija Europa, tantos que llegaron a oídos de Zeus. Convertido en toro, el dios del Olimpo arremetió contra el grupo de jóvenes doncellas que rodeaban a Europa en su baño, para luego llevársela hasta la isla de Creta montada en su lomo. Allí, Zeus y Europa vivieron un apasionado romance y de su unión nacieron tres hijos: Minos, Sarpedón y Radamanto, quienes llegarían a ser jueces de los infiernos.
Hera
Ocupa un lugar preferente en el Olimpo como hermana y esposa oficial de Zeus. Su personalidad, por tanto, estará dominada por los celos que le provocan las numerosas relaciones extramatrimoniales de su marido y las artimañas que tiene que elaborar para acabar con ellas. Por eso, representa la mujer inquisitiva por excelencia. Zeus y Hera se casaron en un mes de Gamelión, según dice la tradición, y por eso ese será el mes invernal y matrimonial por antonomasia en la Grecia clásica, al menos en palabras de Hesíodo, que precisaba que la boda se celebró el día cuatro de ese mes.
Io
El rey de Argos Inaco tuvo la fortuna de contar con la bendición de una hija hermosa, Io, tanto que Zeus terminó por enamorarse de ella y hacerla su amante. Como Hera, que no estaba dispuesta a ser la comidilla de los cielos, se propuso interrumpir los devaneos de su marido, Zeus decidió ocultar a la terrenal belleza bajo la apariencia de una vaca. De su unión nacería Epafo y los griegos fueron subiendo de categoría a la hermosa Io hasta hacer de ella una deidad de la Luna, en paralelo con otras mitologías, especialmente con la egipcia, en las que su representación gozaba de merecida fama y consideración.
Juno
Es la versión romana de Hera. Con ella como patrón, los latinos hicieron de Juno una de las esposas principales de Júpiter, hija de Saturno y Cibeles, deidad de primera línea de los cultos públicos y celosa inquisidora, aunque no tan cruel como Hera, de las ausencias sin justificar de su infiel y apasionado marido.
Leda
Estaba casada con Tíndaro, rey de Esparta, y su matrimonio discurría con normalidad y sin sobresaltos. Al menos, hasta que se presentó ante la bella Leda un no menos hermoso cisne. La joven esposa se dejó embelesar con la graciosa ave, que en realidad era la apariencia que el astuto Zeus eligió adoptar. La pareja no tuvo hijos, sino huevos: cuatro, para ser más exactos, que al abrirse dieron vida a Cástor, Pólux, Helena de Troya y Clitemnestra.
Letona
Esta divinidad, hija de un titán llamado Ceo, y de la buena Feba, tuvo amores clandestinos y fuera del estricto círculo olímpico con Júpiter. Cuando se enteró la celosa y airada Juno la emprendió contra Letona hasta el punto de que su rivalidad se hizo famosa y terminó por convertirse en la nota que caracterizara a la atractiva dama Letona.
Maya
Es una de las siete hijas de Atlas, es decir, una de las pléyades y, por tanto, la nieta de Zeus. Sin reparar en el parentesco que les unía, Zeus mantuvo relaciones íntimas con Maya de las que nació Hermes. La leyenda cuenta que Maya y sus hermanas fueron perseguidas por el gigante y guerrero Orión, hasta que el Cielo las salvó convirtiéndolas en estrellas, formando el grupo que mantiene para siempre el nombre de Pléyades. Maya fue también conocida con el nombre de Leto y lo compartía con un dios de la luz y la verdad, encarnado en el Sol.
Menalipa
Se trata de una hermosa ninfa que ocupó durante un tiempo las noches románticas de Zeus. La relación que vivieron motivó que naciera un niño con atributos meteorológicos como los del padre, el rey de los cielos. El hijo no será otro más que Eolo, divinidad de los vientos.
Mnemosina
Como su nombre hace suponer, Mnemosina era la diosa de la memoria, hija de Urano y Gea, y, por tanto, tía de Zeus. De la relación que mantuvieron tía y sobrino nacerían las nueve musas protectoras de las artes: Calíope, de la elocuencia y la épica; Clío, de la historia; Erato, de la elegía; Euterpe, de la lírica y la música; Melpóneme, de la tragedia; Talía, de la comedia; Terpsícore, de la danza; Urania, de la astronomía; y Polimnía, del canto sagrado.
Semele
Es hija de Cadmos, el rey de Tebas que sembró a sus propios súbditos utilizando como semilla propicia los dientes de un dragón. Con Semele, Zeus tuvo a un popular dios de la vegetación y, sobre todo y antes que nada, del vino y su euforia, Dionisos, es decir, el Baco de los romanos. Semele siempre estuvo orgullosa de su hijo porque la salvó de las tinieblas del Averno y la transportó al Olimpo, cosa que su poderoso amante Zeus no hizo o no quiso hacer.
Taigeta
Es una dulce y bonita pléyade, hija de Atlas y Pleyona, hermana, por tanto, de Alción, Astérope, Celeno, Electra, Maya y Mérope. Zeus mantuvo con Taigeta un romance pasajero, dentro de su habitual coqueteo con estas deidades menores, pero con características sumamente atractivas a los ojos de los humanos y de los divinos miembros del Olimpo. También esta pasión tuvo su fruto: Amidas, el héroe de Laconia.
Temis
Es la hermana mayor de Cronos, por tanto, tía y segunda esposa de Zeus y además madre de divinidades temibles por su implacabilidad con los mortales en su hora final. Concretamente Temis es la diosa de la justicia y la responsable de todas las leyes y normas, laicas o religiosas, que los humanos deben cumplir para vivir en armonía con los dioses y entre ellos. Pero además Temis es la madre de las Horas y de las Parcas.
Es la diosa de la belleza entendida como deseo, esposa infiel, amante caprichosa, burladora de dioses y hombres y, sobre todo, seductora. Es hija de Urano, resultado de la espuma que surgió de lo que un día fueran atributos viriles de este dios, tras la amputación sufrida a manos de su hijo Cronos. Aunque otro mito considera que nació de los amores de Zeus y Dione, la ninfa hija de Urano y Gea.
Alcmena
Zeus se transformó en el vivo retrato de Anfitrión, esposo de Alcmena y rey de Tebas, para poder usurpar como marido la compañía de la gentil reina Alcmena. La treta funcionó a la perfección y de tal amor surgió nada menos que Heracles, el Hércules de los romanos, el más poderoso héroe de la antigüedad.
Antíope
Es la hija del rey Nícteo de Beocia. Para conquistarla, Zeus se hizo pasar por un modesto pero erótico sátiro y el encantamiento hizo el oportuno efecto. No hay que confundirla con su homónima Antíope, reina de amazonas y esposa del gran Teseo.
Calisto
Fue una hermosa ninfa que Diana, la diosa cazadora de los romanos, hija de Júpiter, tenía en alta estima. Como esposa celosa de Júpiter, Juno no compartía esta opinión y convirtió a la gentil ninfa en osa; Júpiter, conmovido, hizo que la madre y el hijo de su unión pasaran a ocupar un puesto privilegiado en el cielo, como Osa Mayor y Osa Menor.
Ceres
Es la Deméter de los latinos, hija de Saturno y Cibeles y, por tanto, hermana de Júpiter. Los lazos de sangre no evitaron que surgiera un apasionado amor entre ambos. Casi todos los estudiosos de la mitología coinciden en calificar a Ceres como la divinidad de las cosechas y los frutos que provienen de los cereales y además como una viajera infatigable, porque recorrió el mundo en busca de su hija Perséfone o Proserpina.
Climena
Es una de las numerosas esposas que tuvo el rey de los dioses y de los hombres, Zeus. Fruto de su unión nació Atlas, aquel gigante condenado a soportar el peso de todo el firmamento sobre sus espaldas por luchar del lado de Cronos en la batalla contra su hijo Zeus.
Dánae
Es la hija del rey de Argos, Acrisio, a quien un oráculo anunció que su nieto acabaría con su vida. Para intentar torcer la voluntad de su destino, decidió encerrar a su única hija en una torre de bronce, o en una cueva, según las distintas leyendas. Zeus, excitado sin duda por la dificultad, se transformó en una sutil lluvia de oro y consiguió su propósito, engendrando al buen Perseo. Involuntariamente, el nieto causaría la muerte de Acrisio, al lanzar una jabalina que, en lugar de probar la fuerza y destreza del joven, afirmaría el poder de los oráculos y la inexorabilidad del destino.
Deméter
Es la diosa de la agricultura en el panteón griego, que luego se llamaría Ceres en el romano. Además es esposa y hermana de Zeus, como la celosa y vengativa Hera. Demeter representa la unión, permitida sólo a los dioses y a los héroes, incestuosa por excelencia. Perséfone, la Proserpina de los romanos, nació de este amor.
Dione
Fue una ninfa, hija de Urano u Océano y Tierra o Tetis, de quien se enamoró en su día Júpiter ardientemente. Venus es fruto de su relación, según aquellas versiones latinas que preferían aceptar que su diosa de la belleza y el amor procedía del apasionado romance de Dione y Júpiter, antes que de la castración de Urano a manos de su hijo Cronos.
Egina
Es la ninfa que nació de un río de Beocia, del Asopo. Júpiter tuvo que adquirir la apariencia de una llama tan ardiente como su pasión por la hermosa ninfa para eludir la celosa vigilancia de su padre. Fruto de su amor nacieron dos varones: Eaco y Radamanto. Tras la pasión y la correspondiente maternidad, Júpiter se portó como un caballero, ya que dio forma de isla a Egina para evitar que su airado y decepcionado padre la castigase.
Eurinome
Dio a luz a tres famosas hijas, ya que Eurinome es la madre de las tres Cárites, es decir, las tres Gracias para los latinos, Eufrosina, Talía y Aglae, resultado de su relación sentimental con Zeus/Júpiter. Por su parte Eurinome era hija de Océano y Tetis, hermana, por tanto, de Dione. Según buena parte de las leyendas, consiguió la felicidad eterna gracias a su unión amorosa con el rey de los dioses y de los hombres.
Europa
El rey Agenor de Fenicia estaba muy orgulloso de la belleza y de los muchos dones de su hija Europa, tantos que llegaron a oídos de Zeus. Convertido en toro, el dios del Olimpo arremetió contra el grupo de jóvenes doncellas que rodeaban a Europa en su baño, para luego llevársela hasta la isla de Creta montada en su lomo. Allí, Zeus y Europa vivieron un apasionado romance y de su unión nacieron tres hijos: Minos, Sarpedón y Radamanto, quienes llegarían a ser jueces de los infiernos.
Hera
Ocupa un lugar preferente en el Olimpo como hermana y esposa oficial de Zeus. Su personalidad, por tanto, estará dominada por los celos que le provocan las numerosas relaciones extramatrimoniales de su marido y las artimañas que tiene que elaborar para acabar con ellas. Por eso, representa la mujer inquisitiva por excelencia. Zeus y Hera se casaron en un mes de Gamelión, según dice la tradición, y por eso ese será el mes invernal y matrimonial por antonomasia en la Grecia clásica, al menos en palabras de Hesíodo, que precisaba que la boda se celebró el día cuatro de ese mes.
Io
El rey de Argos Inaco tuvo la fortuna de contar con la bendición de una hija hermosa, Io, tanto que Zeus terminó por enamorarse de ella y hacerla su amante. Como Hera, que no estaba dispuesta a ser la comidilla de los cielos, se propuso interrumpir los devaneos de su marido, Zeus decidió ocultar a la terrenal belleza bajo la apariencia de una vaca. De su unión nacería Epafo y los griegos fueron subiendo de categoría a la hermosa Io hasta hacer de ella una deidad de la Luna, en paralelo con otras mitologías, especialmente con la egipcia, en las que su representación gozaba de merecida fama y consideración.
Juno
Es la versión romana de Hera. Con ella como patrón, los latinos hicieron de Juno una de las esposas principales de Júpiter, hija de Saturno y Cibeles, deidad de primera línea de los cultos públicos y celosa inquisidora, aunque no tan cruel como Hera, de las ausencias sin justificar de su infiel y apasionado marido.
Leda
Estaba casada con Tíndaro, rey de Esparta, y su matrimonio discurría con normalidad y sin sobresaltos. Al menos, hasta que se presentó ante la bella Leda un no menos hermoso cisne. La joven esposa se dejó embelesar con la graciosa ave, que en realidad era la apariencia que el astuto Zeus eligió adoptar. La pareja no tuvo hijos, sino huevos: cuatro, para ser más exactos, que al abrirse dieron vida a Cástor, Pólux, Helena de Troya y Clitemnestra.
Letona
Esta divinidad, hija de un titán llamado Ceo, y de la buena Feba, tuvo amores clandestinos y fuera del estricto círculo olímpico con Júpiter. Cuando se enteró la celosa y airada Juno la emprendió contra Letona hasta el punto de que su rivalidad se hizo famosa y terminó por convertirse en la nota que caracterizara a la atractiva dama Letona.
Maya
Es una de las siete hijas de Atlas, es decir, una de las pléyades y, por tanto, la nieta de Zeus. Sin reparar en el parentesco que les unía, Zeus mantuvo relaciones íntimas con Maya de las que nació Hermes. La leyenda cuenta que Maya y sus hermanas fueron perseguidas por el gigante y guerrero Orión, hasta que el Cielo las salvó convirtiéndolas en estrellas, formando el grupo que mantiene para siempre el nombre de Pléyades. Maya fue también conocida con el nombre de Leto y lo compartía con un dios de la luz y la verdad, encarnado en el Sol.
Menalipa
Se trata de una hermosa ninfa que ocupó durante un tiempo las noches románticas de Zeus. La relación que vivieron motivó que naciera un niño con atributos meteorológicos como los del padre, el rey de los cielos. El hijo no será otro más que Eolo, divinidad de los vientos.
Mnemosina
Como su nombre hace suponer, Mnemosina era la diosa de la memoria, hija de Urano y Gea, y, por tanto, tía de Zeus. De la relación que mantuvieron tía y sobrino nacerían las nueve musas protectoras de las artes: Calíope, de la elocuencia y la épica; Clío, de la historia; Erato, de la elegía; Euterpe, de la lírica y la música; Melpóneme, de la tragedia; Talía, de la comedia; Terpsícore, de la danza; Urania, de la astronomía; y Polimnía, del canto sagrado.
Semele
Es hija de Cadmos, el rey de Tebas que sembró a sus propios súbditos utilizando como semilla propicia los dientes de un dragón. Con Semele, Zeus tuvo a un popular dios de la vegetación y, sobre todo y antes que nada, del vino y su euforia, Dionisos, es decir, el Baco de los romanos. Semele siempre estuvo orgullosa de su hijo porque la salvó de las tinieblas del Averno y la transportó al Olimpo, cosa que su poderoso amante Zeus no hizo o no quiso hacer.
Taigeta
Es una dulce y bonita pléyade, hija de Atlas y Pleyona, hermana, por tanto, de Alción, Astérope, Celeno, Electra, Maya y Mérope. Zeus mantuvo con Taigeta un romance pasajero, dentro de su habitual coqueteo con estas deidades menores, pero con características sumamente atractivas a los ojos de los humanos y de los divinos miembros del Olimpo. También esta pasión tuvo su fruto: Amidas, el héroe de Laconia.
Temis
Es la hermana mayor de Cronos, por tanto, tía y segunda esposa de Zeus y además madre de divinidades temibles por su implacabilidad con los mortales en su hora final. Concretamente Temis es la diosa de la justicia y la responsable de todas las leyes y normas, laicas o religiosas, que los humanos deben cumplir para vivir en armonía con los dioses y entre ellos. Pero además Temis es la madre de las Horas y de las Parcas.
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Re: Las amantes y esposas de Zeus
Mieeeeeeeeeeeer** que tuvo mujeres
Marodi80- Oráculo
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Re: Las amantes y esposas de Zeus
y hera no se puede hacer la boba con tanta mina extra!!!!!
que reaccione.............
le paso el tel de dos abogados que conozco
fiona
que reaccione.............
le paso el tel de dos abogados que conozco
fiona
fionagaray- Inmortal Humano
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Re: Las amantes y esposas de Zeus
Con razón lo detesta tanto!!
Marodi80- Oráculo
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