SEGUIRÁS SIENDO MI AMOR...

Una sensación extraña,
algo difícil de explicar...
como si un angel
me acariciara el alma
y mi corazón quisiera volar...
De repente, una invasión de silencio...
como si los pájaros
dejaran de cantar.
El viento que revolvía mi pelo,
por un instante, dejó de soplar...
En verdad, no tenía muy claro
si estaba soñando o era realidad.
¿Cuánto duró el hechizo,
un segundo o una eternidad?
Sólo sé que alucinaron mis sentidos,
el día que mis ojos
conocieron tu mirar.



Como en un acto de magia,
todo cambió a tu llegada.
Encontré alegría en las cosas
que hasta ayer, no me importaban.

Me enseñaste a dialogar
sin tener que usar palabras,
a percibir en el silencio
melodías soñadas.

Gracias a tí, hoy al sol
desafío cara a cara,
a ver quién es más feliz
al despertar la mañana.



Ansiedad de escucharte.
Gratitud de tenerte.
Necesidad de abrazarte.
Alegría de verte.
Fascinación al mirarte.
Obsesión por besarte
y además, comprenderte.
Admirarte, entregarme,
soñarte, protegerte.
Extrañarte, desconocerme...
Todo esto... es amarte



Mi boca unida a otra boca,
siempre fue para mí sólo eso.
No habían probado mis labios
el néctar de tus besos.

Una explosión de latidos
parece romper en pedazos
mi indefenso corazón,
cuando te tengo en mis brazos.

Sé muy bien lo que siente
el rocío ante la brisa.
Como él tiembla mi piel
si tus manos me acarician.

Por mis venas, reconozco,
corrió alguna vez ternura.
Con mi sangre se mezclaron
algunas gotas de pasión...

Pero sólo cuando, por fin,
tu llegaste a mi vida
reconocí, enseguida,
qué era el verdadero amor.



Las agujas del reloj
se desplazan apuradas
y con crueldad me alejan
de la hora señalada.
Quieren burlarse de mí,
que tanto insisto en mirarlas.

Cada vez que alguien se acerca
puedo escuchar los latidos
de mi pobre corazón,
ilusionado y distraído.
Aunque seas tan distinta,
hoy con todas te ha confundido.

Mi amor... ¡Qué ganas de verte!
¡Qué deseos de abrazarte!
Yo sé que al fin vendrás,
no importa cuánto tardes.

Hasta puedo adivinar tu sonrisa,
explicándome el motivo,
contándome la razón
por la cual te demoraste.

Y sin embargo, las luces
ya se han ido apagando.
Es que ha sido mucho el tiempo
que me quedé aquí, sentado.
La sonrisa que tenía,
de a poquito se ha borrado.

Luego, con resignación,
levanto al fin la cabeza
y veo cómo en el cielo,
lloran por mí las estrellas.
¡Hasta ellas se conmueven
cuando ven tanta tristeza!



Esta noche estoy muy solo,
sumergido en la quietud
de este silencio,
buscando una explicación,
que el cielo no me está dando,
tratando de entender
algo que no comprendo:
¿como puedes no quererme
si me amabas tanto... tanto?
¿podrás ser feliz en otros
como lo fuiste en mis brazos?

El leve sonido del viento,
se confunde con un murmullo,
como si fuera un sollozo
o una suave letanía...
¡pero descubro que es mi propia voz!
que con esfuerzo enorme
y sin darse por vencida,
como una súplica, una y otra vez,
una y otra vez,
repite... tu nombre.



Tan sólo por haberte amado
aunque no me hayas querido,
fui rehén de mis sentidos
y de tus besos, esclavo.

Por más que de mí te hayas burlado,
sólo por haberte amado,
aunque me hayas mentido,
valió la pena haber creído...

Sólo por haberte amado,
aunque mi alma haya llorado...

Siento que mi corazón se ha enriquecido,
ya que contigo he comprendido
la diferencia entre vivir...
y sentirse realmente vivo.



No faltarán manos que me den ternura.
Quizá en otro cuerpo encuentre calor,
pero sólo tú llenarás mi mente...
seguirás siendo mi amor.

Caerán muchas hojas del almanaque,
correrá el tiempo, sin tener compasión,
pero así pasen los años...
seguirás siendo mi amor.

Cabellos blancos, bastón en mano,
en una plaza, sentado al sol...
En tí estaré pensando...
seguirás siendo mi amor...

Mientras en mi pecho quede un suspiro
y un débil latido brote
de mi ya cansado corazón,
mientras haya en mí un resabio de vida...
seguirás siendo mi amor...